Y ella cae alrededor de mí,
Envuelta en un espiral de susurros fáciles
Fáciles como la libertad mental de un preso.
Tiernos como un rayo en invierno…
Sólido como una lagrima al sereno…
Y deja que los días se le escurran de los dedos
Y deja que los días se le escurran de los dedos
En un inútil intento de soplar y que la maldad se la lleve el viento.
Cae alrededor de mí, entre campos de fresas,
Y piezas de alabastro… con olor a glicerina.
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