Trago, me rompo, me arrodillo e imploro.
Por la paz que solían darme sus besos.
Por seguir sacudiendo la habitación,
con el vaivén de sus caderas.
Le ruego a una Venus de Milo,
sueño que me abraza sin sus manos,
y le beso las mejillas húmedas.
No obtengo respuestas.
Me tiro y me hago un ovillo,
Imploro solamente unos besos,
de una boca que no está,
unos brazos que no abrazan,
y una risa que se rompió hace meses.
-Has desaparecido... las cosas solo desaparecen cuando se olvidan.
Supongo, que entonces, aunque me he aferrado a los recuerdos, ya te has ido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario